Publicado por el Diario de Navarra el 27 de septiembre del 2010
Ángeles García Ruiz es portavoz de la Asociación Monte Alduide
Foto: Noticas de Navarra. Con los nervios se nos olvidaron las fotos |
Nos convocó Ramón para buscar pícidos en Zilbeti., así que allá nos fuimos. En un hayedo de este pequeño y bonito pueblo del Pirineo navarro, en un lugar que se llama “Legua acotada” la empresa Magnesitas tiene en proyecto abrir una nueva cantera, con la connivencia del Gobierno de Navarra. El lugar es un Espacio Protegido y potencialmente puede albergar al Pico dorsiblanco, ave escasa y en peligro. Desde la administración navarra se descarta la posibilidad de que los pícidos vivan allí, por la juventud de la masa forestal. Pudimos demostrar lo contrario.
Algunos rastros evidentes de la presencia de los “pájaros carpinteros”, que al no abundar la madera en descomposición, cualquier tronco adecuado se convierte en un lugar con abundantes perforaciones.
Se pudieron escuchar los reclamos escandalosos de diferentes especies de Picos, Pitos y Picamaderos. El fantástico Torcecuellos también se dejo oír e incluso ver.
Además de pícidos otras aves son moradores del hayedo, como Agateadores…
El diminuto y colilargo Mito…
O el carbonero palustre.
Por fuera de la masa de arbolado, la afanosa Abubilla.
Después del trabajo de fructífera búsqueda por Legua acotada, nos dirigimos al collado Lintzoain, próximo a la cima Tiratun (1.235 ms.), ya de “pajareo lúdico”. Ni el más optimista, en sus mejores sueños hubiese esperado lo que por allí pudimos ver.
Estos prados de montaña son magníficos lugares para ver aves, en especial rapaces, como así fue. A pesar de gozar de un precioso día soleado, las añosas y retorcidas Hayas, nos dejan bien claro que no es tan fácil sobrevivir en estos parajes.
Subiendo por la pista se dejaban ver algunas aves propias de las fechas primaverales y otras residentes. Desde Arrendajos y Cornejas a las elegantes Collalbas y algún que otro Milano, real y negro.
Pero la primera sorpresa, y que sorpresa más emocionante, la tuvimos poco antes de llegar a nuestro destino: Un Quebrantahuesos. Un adulto precioso y a relativamente poca distancia, se dejo ver “a placer”. Más que dejarse ver, se exhibió ante nuestros entusiasmados ojos.
Las investigaciones de Joselu, nos llevan a creer con casi absoluta seguridad que se trata de Benigno, un ejemplar marcado en el ala izda. en la localidad oscense de Garcipollera.
Aún vimos otro ejemplar de la especie, en este caso un aparente juvenil, a mayor distancia, pero inconfundible Quebranta, desde el collado.
No faltaron a la cita Culebreras, Calzadas, Cernícalos, Milanos ni los imponentes leonados. Pero volvió a saltar la liebre por donde menos se la espera. Una gran rapaz negra nos llamó de inmediato la atención. Tras su paso el acalorado debate no tardo en surgir. Todos vimos al Buitre negro, pero nadie quería creérselo. No es posible un monachus por aquí y menos aún después de dos barbatus, pero así era.
Resultaba relajante para la vista fijarse en las humildes Tarabillas, tras el empacho de las grandes y poderosas rapaces.
Ya cuando abandonábamos el lugar camino de una merecida reposición de fuerzas, apareció para despedirnos una hermosa culebrera.
Ya para terminar, así se quedaron unos cuantos de los expedicionarios tras la contemplación del Gypaetus barbatus.
Nuestros dos generosos y amables anfitriones y los miembros de SEO Donosti:
Javier, Jokin, Ramón, Ivonne, Josefi, Iñaki, Pedro, Joselu y Xabi.