Rechazo de la cantera en Zilbeti |
Escrito enviado al
Diario de Noticias de Navarra como una opinión de contraste a las publicadas por este
diario y que nacen de una moción de NaBai presentada en el Parlamento navarro
sobre la cantera de magnesita en el Pirineo navarro.
Estos son los enlaces
a los escritos de Tribuna Abierta:
http://www.noticiasdenavarra.com/2012/09/24/opinion/tribuna-abierta/el-precio-ambiental-de-la-crisis
Zilbeti, las canteras
y el empleo estable.
Ramón Elosegui
Borinaga Delegado Territorial de SEO/BirdLife en Euskadi
Leo con interés las colaboraciones que
vienen apareciendo estos días en el Diario de Noticias en las que se afronta la
difícil respuesta a la salida de nuestra penuria económica creando empleo y bienestar social, buscando soluciones que nos permitan, al
mismo tiempo, conservar nuestros paisajes y lo que eso significa de respeto a
nuestro patrimonio natural.
Pude ver el video de la sesión plenaria
del Parlamento navarro del pasado día 13 y es evidente que cada cual defendía
su posición con más o menos deferencia, aunque debo confesar la contrariedad
que sentí ante la irrespetuosa intervención de la representante del partido de
Gobierno. Pero lo que en esta sesión se debatía no eran dos concepciones
distintas de análisis de la realidad social en la búsqueda de soluciones a
nuestros acuciantes problemas. Tampoco se exploraban caminos diferentes para
alcanzar el bienestar social a través del desarrollo de actividades más o menos
respetuosas con el medio ambiente. Lo que se presentaba ante nuestros
representantes en el Parlamento navarro, y por ende ante la opinión pública,
era la obligación de garantizar el
respeto a la Ley.
Coincido
con la apreciación que nos inclina a aceptar la minería a cielo abierto como
una actividad lícita y normal, pero que
no es admisible en cualquier sitio ni a cualquier precio. Y no podemos aplicar
argumentos subjetivos en esta discriminación, sino que para proceder a la
aceptación, o no, de un proyecto minero deben aplicarse únicamente los textos
legales. Y hablo en plural porque debemos aceptar la Ley de Minas (1973),
preconstitucional y a mi entender defensora de principios afortunadamente
superados, pero también la Ley de Patrimonio Natural (2007) que asume las
Directivas europeas en la protección de los espacios y ante la que un proyecto
de mina como la proyectada en Zilbeti no debe autorizarse. Independientemente de
nuestras simpatías es la Ley la que debe marcar la diferencia entre unos
proyectos y otros, los admisibles y los rechazados.
Y
aquí nos encontramos con un aspecto que es necesario afrontar en Navarra y es
justamente la vigencia de la Ley. Porque el conflicto creado alrededor del
proyecto de Itoiz convenció a muchos navarros de que cuando el poder político
se engavilla con el económico para plantear una iniciativa empresarial, el
respeto a la Ley es un factor que no se contempla porque en última instancia
las Leyes se hacen y deshacen en la medida de las necesidades de cada momento.
Espero que no sea este el caso de la minas proyectadas para en el Pirineo
navarro, incluidas en un espacio protegido por las Directivas europeas y por
textos legales que escapan a las competencias del Parlamento navarro.
Campiña en Zilbeti |
Afortunadamente han pasado los tiempos
en los que los propietarios de empresas, que no siempre son empresarios, nos
advertían que si no se les permitía verter a los ríos los residuos producidos
en sus negocios, no podían equilibrar sus cuentas de explotación y estaban abocados a cerrar sus negocios abandonando a su suerte
a los trabajadores. Pero aún oímos que
si no se permite extraer mineral
destruyendo un territorio protegido, la
empresa se cierra y todos a la calle.
Si consultamos los trabajos sociológicos
publicados por el Gobierno de Navarra podemos comprobar que el bienestar social
y la creación de empleo se producen en el segmento de los servicios siendo la
minería un sector en declive en cuanto a la oportunidad laboral. Cosa a todas
luces natural porque si para subsistir es necesario aumentar las producciones
con menos costos laborales, en el caso de la minería esto conduce
irremediablemente al agotamiento del mineral y al final de la mina.
Los pueblos que viven de la minería no
son un ejemplo a seguir en cuanto a empleos estables, todo lo contrario,
muchos pueblos abandonados en cualquier
parte del mundo tienen que ver con las actividades mineras agotadas. La minería
siempre se ha establecido bajo el paraguas del nomadismo y lamentablemente la
mina y la empresa minera ha sido un sumidero de iniciativas empresariales en
cuanto que todo el mundo aspira a trabajar allí olvidando los demás horizontes
laborales. Por eso el fin de la mina suele ir acompañado de la muerte del
pueblo que la ha acogido.
Hayedo de Zilbeti |
Por supuesto la población de los valles
pirenaicos no se escapa de los males que acompañan a nuestros núcleos rurales.
Pero el envejecimiento, la masculinización y , en definitiva, el declive
demográfico no es debido a la falta de minas sino a la falta de impulso de
otras actividades económicas que no se basen en grandes proyectos de
construcción o en la degradación del territorio a través de la explotación
minera, sino a través del apoyo institucional a las pequeñas empresas locales
que abran nichos de mercado con productos derivados del sector primario
contando con el apoyo de la investigación y la innovación que deben procurar
nuestros centros del conocimiento, tal y como se hace en los países bien
estructurados.
Las empresas extractivas que dependen de
minerales escasos deben buscar su futuro en la reconversión, evitando depender
de la política de subvenciones porque esta mina también se agota y aunque no se
pueden hacer paralelismos lineales, es conveniente alzar la vista y ver cómo
resolvió la siderurgia vasca el
agotamiento de las minas de Gallarta. Magnesitas de Navarra sabe que su fábrica
de Zubiri dispone de suficiente mineral en Azcárate, fuera de los espacios
protegidos, que le procura tiempo suficiente para entrar en un proceso de
transformación que le permita
estabilizar su empleo a través del uso de minerales de origen marino, como lo
hacen sus empresas hermanas.
Cantera de magnesita en Azcarate en Eugui |
Monte Alduide, donde se pretende
construir la mina a cielo abierto de Zilbeti, está dentro de lo que se llama
Zona de Especial Conservación, el nivel de protección más alto de la red de
espacios protegidos europeos y es el primer espacio que alcanzó este nivel en
todo el Estado a propuesta del Gobierno de Navarra, el mismo que ahora gobierna
pretendiendo violar la protección que él mismo patrocinó. Para más escarnio es
el mismo Gobierno, gestionado por el mismo partido político y compuesto de los
mismos técnicos medioambientales que redactaron su Plan de Gestión con el que
pretendían protegerlo y en el que reflejaron su preocupación por la amenaza
minera.
La Ley protege este espacio y es
lamentable que la mayoría legislativa que forma el Parlamento navarro en vez de
aleccionar a la ciudadanía sobre el
respeto a la Ley que ellos mismos desarrollaron, retuercen el argumento
para convencernos de que destruir el patrimonio natural, en beneficio de una
empresa privada de capital foráneo, es la única forma de crear riqueza y empleo
estable.
Vitoria – Gasteiz y Pamplona 25 de
septiembre de 2012
Arroyo de montaña en el hayedo de Zilbeti |
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