sábado, 6 de octubre de 2012

Zilbeti, las canteras y el empleo estable.




Rechazo de la cantera en Zilbeti

Escrito enviado al Diario de Noticias de Navarra como una opinión de contraste a las publicadas por este diario y que nacen de una moción de NaBai presentada en el Parlamento navarro sobre la cantera de magnesita en el Pirineo navarro.

Estos son los enlaces a los escritos de Tribuna Abierta:



Zilbeti, las canteras y el empleo estable.

Ramón Elosegui Borinaga Delegado Territorial de SEO/BirdLife en Euskadi

Leo con interés las colaboraciones que vienen apareciendo estos días en el Diario de Noticias en las que se afronta la difícil respuesta a la salida de nuestra penuria económica  creando empleo y bienestar social,  buscando soluciones que nos permitan, al mismo tiempo, conservar nuestros paisajes y lo que eso significa de respeto a nuestro patrimonio natural.

Pude ver el video de la sesión plenaria del Parlamento navarro del pasado día 13 y es evidente que cada cual defendía su posición con más o menos deferencia, aunque debo confesar la contrariedad que sentí ante la irrespetuosa intervención de la representante del partido de Gobierno. Pero lo que en esta sesión se debatía no eran dos concepciones distintas de análisis de la realidad social en la búsqueda de soluciones a nuestros acuciantes problemas. Tampoco se exploraban caminos diferentes para alcanzar el bienestar social a través del desarrollo de actividades más o menos respetuosas con el medio ambiente. Lo que se presentaba ante nuestros representantes en el Parlamento navarro, y por ende ante la opinión pública, era la obligación de  garantizar el respeto a la Ley.


Coincido con la apreciación que nos inclina a aceptar la minería a cielo abierto como una actividad lícita y normal,  pero que no es admisible en cualquier sitio ni a cualquier precio. Y no podemos aplicar argumentos subjetivos en esta discriminación, sino que para proceder a la aceptación, o no, de un proyecto minero deben aplicarse únicamente los textos legales. Y hablo en plural porque debemos aceptar la Ley de Minas (1973), preconstitucional y a mi entender defensora de principios afortunadamente superados, pero también la Ley de Patrimonio Natural (2007) que asume las Directivas europeas en la protección de los espacios y ante la que un proyecto de mina como la proyectada en Zilbeti no debe autorizarse. Independientemente de nuestras simpatías es la Ley la que debe marcar la diferencia entre unos proyectos y otros, los admisibles y los rechazados. 

Y aquí nos encontramos con un aspecto que es necesario afrontar en Navarra y es justamente la vigencia de la Ley. Porque el conflicto creado alrededor del proyecto de Itoiz convenció a muchos navarros de que cuando el poder político se engavilla con el económico para plantear una iniciativa empresarial, el respeto a la Ley es un factor que no se contempla porque en última instancia las Leyes se hacen y deshacen en la medida de las necesidades de cada momento. Espero que no sea este el caso de la minas proyectadas para en el Pirineo navarro, incluidas en un espacio protegido por las Directivas europeas y por textos legales que escapan a las competencias del Parlamento navarro.

Campiña en Zilbeti
Afortunadamente han pasado los tiempos en los que los propietarios de empresas, que no siempre son empresarios, nos advertían que si no se les permitía verter a los ríos los residuos producidos en sus negocios, no podían equilibrar sus cuentas de explotación  y estaban abocados  a cerrar sus negocios abandonando a su suerte a los trabajadores.  Pero aún oímos que si no se permite extraer  mineral destruyendo un territorio protegido,  la empresa se cierra y todos a la calle.

Si consultamos los trabajos sociológicos publicados por el Gobierno de Navarra podemos comprobar que el bienestar social y la creación de empleo se producen en el segmento de los servicios siendo la minería un sector en declive en cuanto a la oportunidad laboral. Cosa a todas luces natural porque si para subsistir es necesario aumentar las producciones con menos costos laborales, en el caso de la minería esto conduce irremediablemente al agotamiento del mineral y al final de la mina. 

Los pueblos que viven de la minería no son un ejemplo a seguir en cuanto a empleos estables, todo lo contrario, muchos  pueblos abandonados en cualquier parte del mundo tienen que ver con las actividades mineras agotadas. La minería siempre se ha establecido bajo el paraguas del nomadismo y lamentablemente la mina y la empresa minera ha sido un sumidero de iniciativas empresariales en cuanto que todo el mundo aspira a trabajar allí olvidando los demás horizontes laborales. Por eso el fin de la mina suele ir acompañado de la muerte del pueblo que la ha acogido.

Hayedo de Zilbeti
Por supuesto la población de los valles pirenaicos no se escapa de los males que acompañan a nuestros núcleos rurales. Pero el envejecimiento, la masculinización y , en definitiva, el declive demográfico no es debido a la falta de minas sino a la falta de impulso de otras actividades económicas que no se basen en grandes proyectos de construcción o en la degradación del territorio a través de la explotación minera, sino a través del apoyo institucional a las pequeñas empresas locales que abran nichos de mercado con productos derivados del sector primario contando con el apoyo de la investigación y la innovación que deben procurar nuestros centros del conocimiento, tal y como se hace en los países bien estructurados.

Las empresas extractivas que dependen de minerales escasos deben buscar su futuro en la reconversión, evitando depender de la política de subvenciones porque esta mina también se agota y aunque no se pueden hacer paralelismos lineales, es conveniente alzar la vista y ver cómo resolvió la siderurgia vasca  el agotamiento de las minas de Gallarta. Magnesitas de Navarra sabe que su fábrica de Zubiri dispone de suficiente mineral en Azcárate, fuera de los espacios protegidos, que le procura tiempo suficiente para entrar en un proceso de transformación que  le permita estabilizar su empleo a través del uso de minerales de origen marino, como lo hacen sus empresas hermanas.

Cantera de magnesita en Azcarate en Eugui

Monte Alduide, donde se pretende construir la mina a cielo abierto de Zilbeti, está dentro de lo que se llama Zona de Especial Conservación, el nivel de protección más alto de la red de espacios protegidos europeos y es el primer espacio que alcanzó este nivel en todo el Estado a propuesta del Gobierno de Navarra, el mismo que ahora gobierna pretendiendo violar la protección que él mismo patrocinó. Para más escarnio es el mismo Gobierno, gestionado por el mismo partido político y compuesto de los mismos técnicos medioambientales que redactaron su Plan de Gestión con el que pretendían protegerlo y en el que reflejaron su preocupación por la amenaza minera.

La Ley protege este espacio y es lamentable que la mayoría legislativa que forma el Parlamento navarro en vez de aleccionar a la ciudadanía sobre el  respeto a la Ley que ellos mismos desarrollaron, retuercen el argumento para convencernos de que destruir el patrimonio natural, en beneficio de una empresa privada de capital foráneo, es la única forma de crear riqueza y empleo estable.


Vitoria – Gasteiz y Pamplona 25 de septiembre de 2012


Arroyo de montaña en el hayedo de Zilbeti


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